
Hay edificios en los que el pasado nos sale al paso en cada rincón y en los que sus nuevos habitantes se ven obligados a buscar un justo equilibrio entre el respeto a esas vidas anteriores y las exigencias de una contemporánea cotidianidad.
Este es el caso de una antigua residencia palaciega del casco antiguo de Girona, a escasos metros de la catedral, en la que el arquitecto David Codinach Sala ha logrado conjugar de manera armoniosa esas realidades paralelas. Un complejo proceso, en el que bulthaup Girona ha desempeñado un papel fundamental a la hora de crear una cocina que cede el protagonismo a la extraordinaria arquitectura original del edificio, aportando a la vez un elemento de racionalidad y calidez al gran espacio común del hogar actual.


Espacios transformados
Aunque han logrado sobrevivir numerosos elementos –como las sólidas carpinterías de los balcones dieciochescos con sus postigos originales– en el curso de los siglos han tenido que reforzarse estructuras y los espacios interiores han sido sometidos a sucesivas transformaciones.
Para el arquitecto David Codinach Sala, la recuperación de los pavimentos hidráulicos de principios del siglo XX, que aportaron en su día color y ligereza a las sombrías estancias del palacio, ha sido una absoluta prioridad. El proceso ha requerido una auténtica labor de teselado, sustituyendo las piezas dañadas con otras fabricadas artesanalmente mediante moldes idénticos a los originales. En la zona central de la cocina, esos pavimentos de lo que fueron dos grandes estancias de la vivienda se unen ahora en un solo espacio, recordándonos las vidas anteriores del lugar.
Fotógrafo: Xavi Juanola.