Creatividad y pasión se concitaron el pasado día 8 de noviembre en el evento organizado por bulthaup en el espacio Flowers by Bornay de Barcelona para admiración y disfrute de un reducido grupo de clientes y amigos de la marca.

En el austero espacio de una antigua nave industrial adornada con enormes plantas y centenares de velas encendidas, sobre un suelo de tierra apisonada, las sillas de tijera se desplegaban en semicírculo para acoger a los invitados de una sugerente e inspiradora velada musical.

En el centro del espacio reposaba un gran piano negro de cola. Todo se hallaba dispuesto para la actuación de una destacada figura del panorama musical contemporáneo, el joven pianista y compositor Francesco Tristano.

Francesco Tristano, un artista polivalente

Tristano, al igual que bulthaup, combina con sabiduría las últimas tendencias con la tradición, alternando interpretaciones de los grandes músicos del pasado, como Bach, Frescobaldi, Buxtehude, Ravel o Stravinsky con sus propias composiciones inspiradas en el jazz contemporáneo y la música electrónica.

Ya en escena, el instrumentista desplegó sus dotes interpretativas en un programa que fue alternando piezas propias con otras del repertorio clásico, haciendo alarde de una rara sensibilidad combinada con una arrebatadora potencia rítmica.

El público escuchaba en un silencio casi religioso ese deambular entre armonías, crescendos, rítmicas repeticiones e impactantes finales. Un regalo para los oídos y una invitación a dejarse llevar por los vericuetos del universo creativo del artista.

El sincretismo, los aperitivos de Jubany

Acabado el concierto llegó la hora de los aperitivos creados por Nandu Jubany. Nos encontramos ante una cascada sincrética y abigarrada de sensaciones gastronómicas: perla de Spritz, steak tartar de ternera New York Times, canelón de calabacín y cangrejo real, cereza mimética de foie, dumpling de pato a la naranja o tortillita de setas de otoño, entre otros. Para acabar con los postres: lima limón helado y Yin-Yang de cheese cake y Nutella.

A delightful surprise

When it seemed as though the event was coming to a close, Francesco Tristano offered the group a last-minute gift. A few of the guests were already saying their goodbyes when the pianist sat down at the piano again. An expectant silence fell over the room and the artist began to play. Again, music filled the space, this time with Tristano’s own compositions, in which delicate, intimate passages alternated with unabashedly rhythmic, at times percussive sections.

It was a culminating finale for a memorable evening, from which we all parted with smiles on our faces and a dreamy air about us. bulthaup had succeeded in bringing together, once again and in the company of an extraordinary artist, the pleasures that make life worth living.

If you’re intrigued by this artist, you’ll soon be finding out more about him.